lunes, abril 14, 2008

¿El cerebro no está concebido para ser feliz?

Leo un artículo (http://es.noticias.yahoo.com/ep/20080411/tes-el-cerebro-humano-no-est-diseado-par-c5455be.html) en el cual un erudito (el profesor Francisco Mora), afirma que nuestro cerebro, con más de 700 millones de años, no está concebido para ser feliz, si no para sobrevivir. 

Analizo su contenido, y no debo si no ratificar sus puntos de vista, en concederle la razón en cuanto a que el cerebro emocional se impregna de los estímulos exteriores y se deja arrastrar ante esas situaciones de placer o de dolor, que son las que producen la infelicidad. Y se dice bien, pues la no infelicidad se encuentra en el equilibrio que hay en medio, entre el placer y el dolor, o bien en la instintiva tendencia de aislarse del mundo y dejar de pertenecer a él, de integrarse en él, o que el mundo deje de influir sobre nosotros. Este aislamiento que inhibe la sensación de dolor, de tristeza, de estrés, de negativismo, es una forma de no infelicidad.

Asimismo, el escritor Luis Muñoz, afirma que la poesía versa más sobre la infelicidad que sobre la felicidad, pues se utiliza esta misma para aliviar el dolor que ésta produce.

Si bien nuestro instinto nos hace arrojarnos a la facilidad de dejarnos llevar por las corrientes de las circunstancias y las emociones que éstas nos producen, o de aislarnos completamente de estas perniciosas influencias, a través de la soledad, de las drogas, del alcohol u otros medios, discrepo sobre ello. La felicidad existe, pero no es gratuita y uno debe poner un poco de sí mismo, de esfuerzo en buscarla y encontrarla. La felicidad y la infelicidad están tan juntas que uno no puede diferenciarlas, a menos que haga el esfuerzo de poner a prueba su actitud ante las situaciones, de no dejarse llevar ni de abandonar la lucha.

¿Quién no es feliz ante el amor, o jugando con un niño, o cuando algo iba en contra y se ha empeñado en luchar, obtiene los resultados de su lucha?.

Para ser feliz, es preciso querer ser feliz y sacrificar algo para conseguirlo.

La ciencia puede medir cosas, pero la felicidad, al igual que el futuro, no es algo exacto y se escapa al raciocinio y a la lógica. La felicidad existe, porque existe la infelicidad. Uno complementa al otro. Es el ying y el yang: las dos caras de la misma moneda.

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