martes, junio 12, 2007

El rayo

Hace diecisiete años, aguardaba a mi hermano y unos amigos justo debajo de mi casa. Como tardaban y no me gustaba la ropa que llevaba, subí un momento a mi casa. En el momento en que estaba en mi habitación, un resplandor ciego, seguido de una explosión tremenda y de un halo siseante, y un olor a quemado acontecieron ante mi. Me quedé paralizado. Me asomé temeroso a mi ventana y observé que, en el lugar donde yo estaba esperando, había una enorme rama de unos diez o doce metros de larga, y que debería pesar tres veces mi propio peso. Un rayo había caído justamente en mi lugar de espera, llevándose la rama principal del árbol bajo el cual estaba apostado.

¡No podía creerlo! ¡Un minuto más de espera y ese rayo me hubiera alcanzado y no estaría narrando esta historia!

Había sesgado a un hermoso árbol que amaba y que me gustaba admirar cada día.

Sentía una alegría por haberme salvado, pero, a la vez, sentía una tristeza por el destino de aquel árbol.

Pero ocurrió una cosa: la naturaleza es sabia. El árbol sufrió la pérdida de su rama principal, pero seguía vivo. Aceptó la terrible amputación y no se detuvo ahí, si no que, tiempo después, comenzó a brotar nuevas ramas allá donde la principal estaba.

Hoy, diecisiete años después, me deleito en observar un árbol mucho más hermoso, mucho más grande y mucho más fuerte que el que alcanzó aquel rayo. Y hoy pienso que gracias a aquel rayo, el árbol es lo que es ahora, pues aquel rayo fulminó sus limitaciones, abriendo aún más sus capacidades.

Creo que las desgracias son como aquel rayo, que abaten y sesgan nuestras limitaciones. Pueden hacer mucho daño, desgarran nuestra alma y nos arrebatan lo más preciado. Pero ese aprecio y esa dependencia nos limita y nos detienen en nuestro avance en la vida. Las desgracias nos ponen a prueba con golpes repentinos y devastadores, cortándonos el aliento de forma fortuita. Y es nuestra reacción ante estas desgracias las que nos permite elegir: echar nuevas ramas o perecer lentamente.



Rafael Hernampérez

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