martes, mayo 29, 2007

El copiloto "conductor"

Aquella fría mañana ella conducía el coche. Él, en el asiento contiguo, estaba inquieto.

- ¡Cuidado con el coche de delante!... ¿No has visto a ése que casi te da? ... ¡Has rozado ese coche que estaba aparcado! ... ¡Ve más despacio! ... ¡No te pegues tanto al de delante! ... ¡Frena! ...¡No vuelvo a subir contigo!

Él se marchó enfadado, pero se olvidó pronto el enfado. Incluso llegó a bromear con la conducción de su pareja, llegando a exagerar algunas situaciones.

Ella, por el contrario, se sentía menospreciada e inútil. Lo peor de todo es que cada expresión, cada frase, cada comentario dicho por su pareja, era como un trozo de carbón que alimentaba el fuego de su frustración. Y éste era un fuego que no se apagó en un rato, si no que perduró por mucho tiempo, y que influyó en otros aspectos de su vida cotidiana. Ese día tuvo una terrible experiencia al volante, con lo que adquirió más miedo y adversión a la conducción, y, lo que es peor, no sólo no aprendió nada si no que además adquirió malos hábitos.

Veamos la misma situación desde otra perspectiva:

Aquella fría mañana ella conducía el coche.

- ¡Uy, casi le doy al de delante!
- No pasa nada. Ha frenado de repente y no nos lo esperábamos. Mantén la distancia.
- ¡Ese casi me da!
- Tranquila. No ha pasado nada. Lo importante es que te concentres en la conducción, y podrás prever con bastante antelación estos comportamientos.
- He rozado a ese coche que estaba aparcado.
- Bueno es que te des cuenta. La próxima vez pasarás con más holgura.
- Voy un poco rápido.
- Tiene solución: levanta un poco el pie del acelerador.

Él fue a trabajar sin darle importancia a estos pequeños hechos.

Ella fue a trabajar más confiada en sí misma y en su pareja. Hace poco que tenía el carnet de conducir, y estos fallitos los comete todo el mundo. Ese día adquirió más experiencia y destreza al volante, aprendió cosas nuevas, y su valor como conductora se revalorizó.


En la vida y en el trabajo tendremos a copilotos "conductores", que pretenderán conducir por nosotros y que conduzcamos como ellos. Esto nos lleva a situaciones de frustración, de estrés, de lucha, de tirantez y de odio.

Hay situaciones de trabajo en las que los jefes no saben delegar, que desconfían del trabajo de sus empleados y que llegan incluso a revisar y criticar el trabajo de éstos. Conozco algunos ejemplos en los que un jefe de proyectos informático ha llegado a llevarse a casa para revisar el código de un programa de un empleado junior, porque no le gustaba cómo estaba programado. Ocasiones en las que el jefe le ha impuesto formas de trabajo deshaciendo el trabajo que tenía ya hecho y funcionando, y que ha cambiado incluso sus propias formas de trabajo porque no terminaban de gustarle: es decir, obligando a empezar el trabajo una y otra vez. Esta situación es contraproducente, pues el trabajo de cualquier persona, aunque no sea de calidad, merece la pena si resulta y consigue los objetivos, y máxime para aquellos que empiezan, a quienes hay que aleccionar motivándoles, no desmotivándoles. El resultado de sus acciones: retrasos innecesarios, exculpaciones estúpidas ante los resultados, ambiente enrarecido y hostil, improductividad y adquisición de malos hábitos.

El copiloto "conductor" sufre mucho, se estresa e incluso achaca todos los males a quien lleva el volante, y no se da cuenta de que está cometiendo los mismos fallos que él mismo comete o provoca. Él mismo provoca su propia infelicidad y la del conductor, quien se frustra, se estresa, y no consigue mejorar. No conduce a gusto, porque no le dejan conducir. Al final, lo que prometía un feliz paseo se convierte en una batalla sin sentido.

Los copilotos "conductores" olvidan que ellos mismos comenzaron con esos errores y otros peores, que cada uno de nosotros tiene un personalidad propia y que la calidad de nuestro trabajo es una evolución, no algo que aparece de repente, como por arte de magia, ni que nace con nosotros.

Un copiloto "conductor" desconfía y hace desconfiar. Pone pegas a todo lo que el conductor haga, aunque esté bien hecho.

Uno no cabe sino preguntarse qué hace realmente el copiloto "conductor". ¿Por qué pierde más tiempo en sacar fallos irrelevantes en los conductores, en lugar de dedicarse realmente a hacer su trabajo? ¿Qué confianza merecen estas personas que desconfían de los que más debería confiar? La desconfianza puede ser debida incluso a la desconfianza en sí mismos. Y si desconfían de sí mismos, ¿por qué será?.

El copiloto "conductor" critica y culpa a todos de todo, sin reconocer que sus actos son los que están provocando la situación. Vive en una burbuja en la que él esta por encima de los demás, y que él no comete ningún error, porque son los demás los que están cometiendo los errores, y no se da cuenta de que él es la causa de muchos de esos errores.

Es conveniente no ser un copiloto "conductor", y aunque suframos con la forma de conducir de los demás, dejemos que ellos mismos aprendan de la misma manera que aprendimos nosotros. Dejemos que se equivoquen, y cuando lo hagan, hacer ver su error sin ningún tipo de crítica despiadada ni de culpa, si no de manera instructiva y positiva, sembrando la semilla de sus futuros.



Rafael Hernampérez

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