lunes, abril 02, 2007

La pipa de tabaco

Interesante relato indio.

Cierta vez un miembro de una tribu se presento furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a vengarse de un enemigo que lo había ofendido gravemente, y por ello estaba decidido a ir inmediatamente y matarlo sin piedad. El jefe lo escuchó atentamente. Después de la exposición le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero que antes debía llenar su pipa de tabaco y fumar ésta con calma al pie del Árbol Sagrado. El hombre llenó su pipa y se sentó bajo la copa del gran árbol a furmar, tal y como le había ordenado.

Después de un rato acabó su pipa, sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado mejor, que era exagerado matar a su enemigo, pero que a cambio le daría una paliza memorable para que nunca se olvidara de la ofensa. El anciano lo escuchó nuevamente y aprobó su decisión, pero le ordenó que ya que había cambiado de parecer, llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla nuevamente al pie del Árbol Sagrado.

Después de otro rato de meditación ante la agradable, aromática y humeante pipa, regresó nuevamente ante el jefe de la tribu, y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos. Nuevamente, el jefe de la tribu escuchó pacientemente y volvió a ordenarle que repitiera su meditación. El hombre medio molesto, pero ya mucho más sereno, se dirigió al árbol centenario y allí sentado fue convirtiendo en humo, su tabaco y su humor.

Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo:

- Pensándolo mejor creo que la cosa no era para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo. Así recuperaré un amigo que seguramente se arrepentirá de lo que ha hecho.

El jefe le regaló dos medidas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole:

- Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras tu mismo.

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