miércoles, junio 21, 2006

Una parada en el camino

El silencio es el remanso donde uno entra en contacto consigo mismo, donde encuentras al amigo que hay dentro de ti, que te aconseja y te enseña las lecciones más importantes de tu propia existencia. Este sitio iluminado por la paz interior es como una estación de servicio donde habría que detenerse a diario para descansar, en mitad de esa alocada carrera que es la vida, y poder realizar mejor el resto del viaje.

Ayer hice esa pequeña parada, y en ella encontré a ese enemigo que encuentro tras el espejo, que ahora como amigo me tendía la mano y me hablaba con el corazón. Me planteó una serie de importantes preguntas que, respondidas con sinceridad y humildad, me hicieron ver y plantearme la vida desde otra dimensión.

¿Por qué eres infeliz?. ¿Qué factores hacen de tu vida un camino pedregoso, escarpado y difícil?. ¿Qué harías tú para que ese camino estuviera despejado y llano?.

Estas tres simples preguntas son, en realidad, difíciles de responder, puesto que todos nosotros mentimos por naturaleza, con el fin de sobrevivir en este hostil y peligroso mundo.

¿Por qué mentimos?. Si valoramos imparcialmente nuestros actos, observaremos que nuestra primera reacción es la mentira. Una reacción de supervivencia. ¿Por qué?. Porque este mundo es un mundo etiquetado y disfrazado. Tanto tienes tanto vales. Tal aparentas tal eres. A todo le ponemos etiqueta: el coche que utilizas, tu casa, tu barrio, tu belleza, tu sueldo, tu puesto, tu apodo, el tipo de música que escuchas, el tipo de películas que ves, tus conocimientos, tu cultura, tus reacciones, tu forma de ser… todo, hasta lo más absurdo, tiene una etiqueta.

Y en medio de ese mundo etiquetado queremos tener un valor por encima de lo que en realidad somos. Nos importa mucho esa etiqueta. Nos importa mucho cómo nos ven los demás. Parece que somos mercancía que nos vendemos nosotros mismos.

¿Por qué nos complicamos tanto la vida?. Todas estas mentiras y todas estas etiquetas nos están robando lo más fundamental de nuestro ser: nuestro propio ser.

Actuamos como no somos, hacemos lo que no queremos hacer, no decimos lo que queremos decir. En todo lo que hacemos ponemos un toque teatral, asumimos un papel, actuamos. Hacemos las cosas como los demás quieren que las hagamos, o, lo que es peor, como nosotros creemos que los demás quieren o esperan que las hagamos.

Subimos a ese escenario y representamos un papel. Actuamos según un guión, no somos nosotros mismos. La vida es una obra maravillosa en donde el actor da lo mejor de sí mismo, y eso le hace diferente: eso le identifica.

Nosotros, en cambio, nos complicamos la existencia pretendiendo ser otro tipo de actor, con otras cualidades (a veces exagerando las nuestras y otras adquiriendo las que no son nuestras), emular a otros actores. Nos comparamos con otros, envidiando sus cualidades, imitándolas. Queremos llevar esas etiquetas, revalorizarnos falsamente.

Pero las mentiras son como las cajas de sorpresa: al final alguien las abre y descubre lo que hay en su interior. Las mentiras son espejismos que terminan revelando el vacío que disfrazaban. Las mentiras son máscaras que terminan cansando y terminan quitándose, revelando al final el verdadero rostro.

Sin embargo, la verdad no necesita de disfraces ni de máscaras. La verdad es como el agua: transparente, limpia, sana y agradable. ¿Por qué contaminar el agua que sacia tu sed con oscuros y sofisticados sabores?. ¿Por qué teñir su autenticidad con oscuros y falsos colores?.

Mentimos, y al mentir no mentimos a los demás: nos mentimos a nosotros mismos. Al final, la mentira se descubre. Al final, es peor ser descubiertos en una hermosa mentira que sufrir una vergonzosa verdad.

Creo, sinceramente, que la felicidad comienza en nosotros mismos, en nuestra verdadera identidad. Reconocer nuestro ser interior, sin disfraces ni máscaras ni mentiras. Liberarse de las etiquetas, de compararse con los demás, de las frustraciones y de los complejos. La felicidad reside, principalmente, en interpretar nuestro propio papel en este escenario que es la vida.

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